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Hamlet desde el abismo

  • Valeria Ortíz
  • 4 nov 2015
  • 5 Min. de lectura

La siguiente reseña tiene por propósito explorar la manera en la que el dramaturgo inglés William Shakespeare utiliza el recurso narrativo meta teatro y "mise en abyme" en una de sus obras célebres: Hamlet, con el fin de permitirle a su personaje principal desarrollar cierta complejidad al halagar el arte de la representación, usar este recurso como índice satírico y mostrar su desagrado frente a la situación que padece.

Primero que todo, definiremos los conceptos:

El meta teatro es un recurso estilístico en el que se revela la intención del dramaturgo de hablar del teatro, de sus técnicas y funcionamiento. Los espectadores, en este caso, escucharán a los personajes reflexionando sobre el género al que pertenecen. El término lo dio el crítico de teatro estadounidense Lionel Abel quien designó el escenario como un mundo y la vida como un sueño. Según Richard Hornby* hay cinco modalidades de meta teatro, una de ellas es mencionar un intertexto, una acepción válida en esta reseña.

El término mise en abyme (puesta en abismo) consiste en envolver una historia dentro de otra; actualmente, el mejor ejemplo visual es el de las muñecas rusas matrioshkas: una muñeca tiene dentro de sí, otra más pequeña y así sucesivamente. También sucede cuando alguien entra a un ascensor cuyas paredes están cubiertas por espejos y la imagen se refleja en todas las direcciones aparentemente de manera infinita. En la literatura es un recurso característico tanto de Cervantes como de Shakespeare, del primero se evidencia en Don Quijote y del segundo en el drama del príncipe de Dinamarca. A pesar de ser un recurso antiguo, el término puesta en abismo lo estableció el francés André Gide en 1893 porque una historia que se vuelca sobre sí misma, podría tener el efecto de un abismo, infinito y sin fondo.

En el caso de Shakespeare, tanto el meta teatro como la puesta en abismo se evidencian en Hamlet, una de sus obras más distinguidas, publicada en 1603. Surge uno tras el otro a partir de la escena II del segundo acto, que transcurre en una sala del castillo. Hamlet se encuentra con Rosencrantz, Polonio y unos actores, el protagonista cierra esta escena con un monólogo en el que exalta el hermoso arte de la representación, admira la manera en la que un actor que no tiene absolutamente nada que ver con la situación que interpreta, se apropia de ella y es capaz de transmitir los sentimientos que su personaje adopta.

(...) No es monstruoso que este actor, sólo en una ficción, en una pasión soñada, puede sujetar del tal modo su alma a su propio concepto, que por obra de ella, palidezca todo su rostro, con lágrimas en los ojos y agitación en su aspecto, con voz rota y toda tu actitud ajustada en sus formas a su concepto; y todo ello, por nada, por Hécuba? ¿Qué le importa a Hécuba , ni él a Hécuba para llorar por ella? ¿Qué haría si tuviera motivo y llamada a la pasión que tengo yo? Inundaría de lágrimas la escena, les partiría a todos los oídos con horrendos discursos; enloquecería a los culpables, desconcertaría a los inocentes, confundiría a los ignorantes y abrumaría hasta sus potencias de ver y oír. (pg, 40.Shakespeare 1994).

Shakespeare introduce en uno de sus personajes un elogio al teatro y el desempeño de quienes lo interpretan. En este caso, el meta teatro, funcionan como una apología sobre esta modalidad de arte y medio para expresar un sentimiento en particular. En el príncipe, se despiertan profundos sentimientos de admiración, luego, como es imaginable, reflexiona y en este proceso se diría que nace la idea de usar el teatro para reveler la verdad sobre su tío, y ofender a su madre. La complejidad del personaje radica en la manera ingeniosa en la que lo hace: encerrando en una pequeña obra de su autoría, discursos y tonos burlescos que representen que le aconteció a él.

Del meta teatro surge la puesta en abismo, a partir de la escena III del mismo acto. No es sólo una obra dentro de otra sino es la situación misma que los espectadores ya conocen por boca del espectro, una obra que contiene versos punzantes que funcionan como indirectas, agravios e indicios.

Entran dos actores: un Rey y una Reina. El rey hace alusión al amor que hay entre ellos, uno que consta de tiempo y vínculos sagrados, la reina se muestra igualmente amorosa aún cuando reitera que él esta enfermo, advierte además, que si ella se casara con otro hombre, tal acto sería traición. "Las causas de un segundo matrimonio son miras de codicia y no de amor". El rey actor habla de la hipocresía y del interés: "cuando el pobre sube, se hacen amigos los que fueron enemigos".

En medio de estos parlamentos a modo de monólogos el rey le pregunta a Hamlet el título de la obra y este, con el tono satírico responde "La Ratonera. Pardiez ¿cómo! Ratóricamente (...) A Vuestra Majestad y a los que tenemos almas libres, no nos afecta: al que le pique que se rasque, nosotros estamos limpios" (pg.52. Shakespeare 1994). El rey calla y entra su sobrino Luciano, vierte veneno en los oídos del rey actor, y el rey de verdad se levanta.

Con esa reacción inmediata, Hamlet reafirma como verdad lo que le dijo el espectro acerca de su hermano pues su tío se sintió aludido, logró incomodarlo y mostrar que quizá su alma no esta del todo "limpia", le mostroó lo que el ya sabía y así, se revela de una manera ingeniosa la trición de la reina y el crimen del rey.

A través de esta puesta en abismo, Shakespeare le permite a Hamlet incomodar a su tío y señalar a su madre de desleal, mentirosa e interesada. Hamlet expresa la inconformidad, e incluso el repudio que siente al ver a su madre contraer matrimonio con otro hombre tan pronto como fallece su legítimo esposo, otro hombre que es en realidad su cuñado. Para el príncipe, ninguno otro hombre, ni siquiera su tío, podrá ocupar el trono que le perteneció a su padre, el gran rey de Dinamarca, sin igual ni comparación.

Bajo este recurso , los mismos actores se vuelven espectadores, los actores interpretan actores mismos y los espectadores gozan de la ironía dramática pues ya conocen lo que va a suceder - que un hermano mata a otro por codicia política- y pueden llegar a imaginar la reacción del nuevo rey al verse delatado y burlado.

A modo de conclusión, diría que al leer Hamlet y ver el teatro dentro del teatro los personajes que son actores carecen de identidad, son solamente rey actor, reina actriz, y el concepto de puesta en abismo se percibe de cierto modo. No obstante es más evidente cuando se va al teatro y el mismo escenario se vuelve un teatro, el efecto de puesta en abismo cobra sentido pues los actores se unen a los espectadores como si el escenario se encogiera y las filas designadas a los espectadores se agrandaran.

El meta teatro es igualmente un recurso muy eficiente que los movimientos actuales tratan de repetir, es uno de las características tanto de Shakespeare como de Cervantes que los hace inmunes al tiempo, hace que su obra sirva de ejemplo y fuente de inspiración a muchas otras. Permite ver más allá de la literatura y que los personajes al ser consientes de que lo son, parezcan tener independencia y conciencia.

Es el meta teatro el que dirige a una puesta en abismo y toda la obra volcada sobre sí, le permite a Shakespeare dar con un personaje complejo, ingenioso que transpira la escancia humana porque va más allá del teatro, de la ficción, y del escenario, se vale del lenguaje como estrategia para incomodar al rey, y el teatro como su mejor táctica. El resultado: un clásico imperdible, sarcasmo delicioso y una historia dentro de otra.

 
 
 

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